Esta analogía, una de las más importantes del pensamiento occidental, nos permite comprender hasta qué punto la percepción es clave en el proceso de desarrollo de cada persona hacia una identidad propia.
La vida de los prisioneros se asemeja a nuestra vida cotidiana.
liberarse, observar el fuego, sería el equivalente a tomar conciencia de nuestras propias creencias que condicionan nuestra vida, mientras que salir de ella y ver el sol sería lo correspondiente a asomarnos al infinito campo de conciencia que subyace y origina nuestra percepción de la realidad.
¿Cuáles son tus ataduras?
¿Qué creencias condicionan tu percepción y determinan tu comportamiento?